Efectos del alcohol II: La Taberna Errante


En "La Taberna Errante", una de las obras menos conocidas de G.K. Chesterton, un par de proscritos circulan por la isla de Albión con el último barril de ron que ha quedado tras la prohibición del alcohol por el gobierno de Su Majestad, en aras del entendimiento entre culturas y la progresiva conversión de los británicos al islam.
Conforme el barril va recorriendo la geografía de Inglaterra, desafiando la prohibición, los lugareños se van amontonando en torno a él y en cada libación surge el espíritu y la esencia de la verdadera Inglaterra, no la que los gobernantes quieren inventar.
Una de las razones por las que Chesterton gusta tanto hoy en día es que sus puntos de vista, a un siglo de distancia, parecen no haber perdido ni un ápice de actualidad. Todo aquello que para él representaba un peligro para la sociedad de su tiempo lo sigue representando hoy aún más, y muchas de sus premoniciones sobre el futuro se han cumplido con creces. Pero en "La Taberna Errante" la premonición alcanza casi la categoría de profecía o visión. Chesterton nos advirtió, en tono humorístico, de los peligros de una ingeniería social que con el tiempo ha llegado mucho más lejos de lo que él se atrevió a ridiculizar.

Reproducimos a continuación un pequeño pasaje de la novela:

"La puerta de la casa se abrió y dio paso a un hombre vestido de fustán que se quedó unos segundos de pie sin decir palabra, y después, sin más preámbulo, soltó:
- Cuatro cervezas.
- ¿Como dice? - preguntó cortésmente el capitán.
- Cuatro cervezas - repitió el hombre con decisión. Después, viendo a Humprey, pareció recordar otras palabras de su vocabulario-. Hola, Mr. Pump. No sabía que El Viejo Navío hubiese cambiado de local...
Con una sonrisa furtiva, Mr. Pump señaló al anciano que repentinamenta había dejado de cantar.
- Quien se ocupa de esto es Mr. Marne - dijo Pump con la meticulosa cortesía que se estila en el campo - . Pero tengo que advertirle, Mr. Gowl, que por ahora sólo tiene ron.
- Menos da una piedra - replicó Mr. Gowl dejando unas monedas ante el anciano Marne, que no entendía ni jota. Mientras se despedía secándose los labios con el revés de la mano, la puerta se abrió de nuevo dejando entrar la luz del día y a un hombre con un pañuelo rojo al cuello.
(...)
De repente asaltó su cerebro una idea digna de la absurda aventura romántica en que se había metido y al momento se precipitó al exterior a echar un vistazo al carro y al burro. Al minuto volvió a entrar y preguntó al calderero qué precio pedía y sin esperar respuesta le ofreció una suma que aquel no había soñado siquiera (...). El precio del ron que se había bebido quedó amontonado ante la barba plateada del anciano Marne.
Cuantos conoce la extraña y silenciosa camaradería de las clases pobres de Inglaterra no necesitan que se les diga que todos los presentes salieron de la casa para ver cómo cargaban el barril en el vehículo y enjaezaban al burro, todos menos el anciano, que se quedó como hipnotizado por el montoncillo de monedas."

Romanticismo, amor y divorcio


Reproducimos a continuación algunos fragmentos de una carta escrita por J.R.R. Tolkien a su hijo en marzo de 1.941 a propósito del matrimonio y el amor:

"En nuestra cultura, la tradición caballeresca romántica... empezó como un juego cortesano artificial, una manera de gozar del amor por sí mismo sin referencia (y en verdad opuesto) al matrimonio. ...Tiende todavía a hacer de la mujer una especie de estrella conductora o divinidad... Esto es por supuesto fácil y, en el mejor de los casos, un artificio. ...Evita, o cuanto menos en el pasado ha evitado, que el hombre joven vea a las mujeres tal como son: como compañeras de naufragio, no como estrellas conductoras. ... Inculca una exagerada noción del "amor verdadero", como fuego venido desde fuera, una exaltación permanente, sin relación con la edad, el nacimiento de hijos y la vida cotidiana, y sin relación tampoco con la voluntad y los objetivos...

Sin embargo, la esencia de un mundo caído consiste en que lo mejor no puede obtenerse mediante el libre gozo o mediante lo que se denomina "autorealización" (por lo general, un bonito nombre con el que se designa la autocomplacencia...), sino mediante la negación y el sufrimiento. La fidelidad en el matrimonio cristiano implica una gran mortificación... No hay hombre, por fielmente que haya amado a su prometida y novia cuando joven, que le haya sido fiel ya convertida en su esposa en cuerpo y alma sin un ejercicio deliberadamente consciente de la voluntad, sin autonegación. A muy pocos se les advierte eso, aún a los que han sido criados "en la Iglesia". Los que están fuera de ella rara vez parecen haberlo escuchado. Cuando el hechizo desaparece o sólo se vuelve algo ligero, piensan que han cometido un error y que no han encontrado todavía a la verdadera compañera del alma. Con demasiada frecuencia la verdadera compañera del alma es la primera mujer sexualmente atractiva que se presenta. Alguien con quien podrían casarse muy provechosamente "con que sólo"... De ahí el divorcio, que proporciona ese "con que sólo"... Pero el verdadero compañero del alma es aquel con el que se está casado de hecho... sólo la más feliz de las suertes reúne al hombre y a la mujer que están, por decirlo así, mutuamente "destinados", y son capaces de un amor grande y profundo. La idea todavía nos deslumbra... se han escrito sobre el tema una multitud de poemas e historias, más, probablemente, que el total de tales amores que han existido en la vida real (sin embargo, los más grandes de esos cuentos no nos hablan de feliz matrimonio de esos grandes enamorados, sino de su trágica desaparición; como si aún en esta esfera lo de verdad grande y profundo en este mundo caído sólo se lograra por el fracaso y el sufrimiento). En este gran amor inevitable, a menudo amor a primera vista, tenemos un atisbo, supongo, del matrimonio tal como habría sido en un mundo que no hubiera caído. En éste tenemos como únicas guías la prudencia, la sabiduría (rara en la juventud, demasiado tardía en la vejez), la limpieza de corazón y la fidelidad de voluntad..."

La ministra y los artistas


La Ministra González-Sinde ha declarado que los artistas y titiriteros del cine español no deberían opinar sobre el asunto del Sáhara porque "no son expertos".

La ministra se equivoca, en el Sáhara son expertos, ¡lo que no saben es hacer cine!.

Huelga usted mañana (loas al líder planetario)


Enterado de la huelga general convocada para el día de hoy, el padre García cayó esta mañana en la cuenta de que, tanto si hacía huelga (cosa harto difícil) como si no, su actitud sólo serviría para apoyar, desde cualquiera de los lados de la barricada, al actual gobierno. Desconcertado por tan desasosegador descubrimiento, se paró a meditar e hiló estos versos:


Los que a la calle han salido

o en la cama se han quedado,

sin querer ni por asomo,

saber nada del trabajo,


aunque protesten ahora,

en un pequeño arrebato,

contra medidas concretas

de este sabio iluminado,


en el fondo bien esperan

de su plenipotenciario,

el perdón, la comprensión,

la subvención y el acato.


Los que a trabajar han ido

y trabajando han pasado,

cual ovinos paniguados

el día junto al rebaño,


saben bien que han agradado,

como buenos ciudadanos,

al gran lider al que admiran,

que al futuro está guiando,


a esta Nación de borregos,

cual pastor estrafalario,

por cañadas de progreso,

por sendas de desengaño.


Mas bien han de perdonar,

con democrático encanto

las molestias de este día,

del transporte los retrasos,


la silicona en la puerta,

la insistencia de los tardos,

informativas escenas

de neumáticos quemados.


Mas que diferencia habrá,

entre huelgo y huelgatario,

rojos unos por dejarse,

rojos otros por descaro


Por eso hemos de gritar,

todos juntos sin desmayo,

liberados y currantes,

funcionarios y parados,


¡viva el paro general!

¡gloria al líder planetario!

Sobre la existencia de Dios


Ahí es nada, menudo tema para volver de vacaciones. A partir de la difusión en prensa de varios artículos sobre del nuevo libro de Hawkins, en los que se viene a decir (habrá que ver lo que dice el libro original) que el físico ha formulado una teoría sobre el origen del universo que no necesita de la intervención de un ser superior para poder ser explicada, han proliferado en todo tipo de foros de internet gran cantidad de listillos ávidos de celebrar esta buena nueva que nos proclama, según ellos, la demostración definitiva de la inexistencia de Dios, más por ganas fastidiar que por interés divulgativo. Si ya era insoportable encontrarse con alguno de éstos especímenes por la calle en la vida real, qué decir del ciberespacio, que está plagado.

El origen del universo parece suponer un punto de encuentro entre la ciencia física y la religión, pero no olvidemos que ambas tratan de aproximarse a la verdad con enfoques, lenguajes y métodos totalmente diferentes, por no decir opuestos. De cualquier manera, tampoco se puede afirmar que la ciencia haya logrado hasta la fecha plausibles éxitos en este campo. La mejor y más divertida caracterización del conocimiento del ser humano sobre los orígenes del universo nos la da Terry Pratchett:
"El estado de conocimiento actual sobre la cuestión es el siguiente: al principio era la nada, luego explotó. "

Por supuesto los agnósticos se ríen de los hombres que idolatran a los astros, no queramos imaginar que pensarán de los que idolatramos al hijo de un carpintero, pero hasta para ellos debería resultar evidente que "alguien movió algo".

La mejor explicación racional de esta corriente de intolerancia hacia lo religioso es la de EF Schumacher, que distingue tres etapas en la historia del pensamiento humano:
1) Una primera etapa de creencias supersticiosas y fanatismo religioso.
2) A continuación, y partir de los descubrimientos científicos, surge el pensamiento racional y la visión realista del mundo.
3) Algunas personas se dan cuenta de los límites de ese aparente racionalismo y son conscientes de que hay algo más allá de lo que lo que llamamos ciencia puede explicar.

El problema surge, para Schumacher, porque los que están en la segunda etapa, equiparan a los que están en la primera con los que estamos en la tercera. Es decir, el racionalismo científico resulta totalmente intolerante con cualquier tipo de creencia que le resulte ajena y no distingue entre la superstición y el acercamiento a la verdad a través del uso conjunto de la razón y la fe.

Hablar de fe delante de esta gente es realmente un tema tabú, porque ni siquiera saben de qué estamos hablando. Y entonces surgen los argumentos de siempre, que cómo se puede creer en Dios con esta Iglesia, que si los curas son tal o cual. En mi opinión una definición perfecta nos la da Tolkien al decir "la fe es un acto de la voluntad, inspirado por el amor". Durante nuestra vida podemos encontrar actitudes y comportamientos lamentables dentro de la Iglesia, seguramente nos habremos tropezado alguna vez con algún sacerdote que nos ha hecho sentirnos frustrados respecto de nuestra religión o habremos visto o escuchado noticias sobre crímenes cometidos en centros religiosos. Pero eso no tiene nada que ver con la fe La Iglesia es como el hombre, corrupta pero santa a la vez, pues es una iglesia de hombres, una iglesia que Cristo edificó sobre el más humano de sus discípulos, aquel que le negó tres veces. La Iglesia puede ser modélica y Dios existir. La Iglesia puede ser caótica y Dios existir. La existencia de Dios no tiene nada que ver con la realidad de Iglesia, ni la creencia en Dios puede debilitarse en función del comportamiento de los hombres, de los que en este mundo caído siempre ha de esperarse lo peor. La fe, si se posee, debe sostenerse, por definición, sobre sí misma.

La Huelga general

La situación económica y política del país y el anuncio de convocatoria de una huelga general por parte de los sindicatos mayoritarios para el ¿próximo? 29 de septiembre, han inspirado a nuestro querido sacerdote los siguientes versos:

"Bien estaba la nación,
con sus crisis y su paro,
entretenidos en ver,
cuánto cae y cuan tan bajo.

Más nos faltaba un peón,
en este juego de cuadros,
no un peón trabajador,
un peón de sindicatos,

que en burla de su función,
en medio de este teatro,
completase el gran sainete,
con huelguístico alegato,

que justifique su estatus:
liberador liberado,
y estipendios que bien manan,
de la fuente del Estado,

que no por muy agotada,
ha de dejar de regallos,
pues sin dineros no hay votos,
y sin votos no hay escaño.

Un obstáculo aparece,
se impone una buena pausa,
y una causa desmerece
ante otra más alta causa:

el calor en el estío,
la canícula en la playa,
deja al luchador sin brío,
y los ánimos aplaca.

Dejémos pues las protestas,
aparcadas un buen rato
y echémonos buena siesta,
pues la crisis va pa´largo.

Un gigante bien dormido,
despertó de su letargo,
a los vecinos heló
la sangre al verlo rondando.
Más hallóse perezoso,
sin ganas de deborallos,
a su cueva se volvió,
para seguir dormitando,
poco sueño pareció
a monstruo de tal tamaño,
y sus quehaceres dejó
para después del verano."

Policejo

Las desafortunadísimas declaraciones del autodenominado actor Guillermo Toledo en relación a la situación de los presos políticos en Cuba han llegado a oídos del Padre García, produciendo tal mezcla de antagónicos elementos una brusca reacción química que ha dado a luz, con permiso de la legislación vigente, los siguientes versos:


"Eres tú de los que medran,
al amparo del majdí,
ayatola de creyentes,
en el progre frenesí,
sin el cual no manejárais,
ni cine ni cinexín,
y a vivir de las entradas,
que es de hambre presto morir,
esta vida os condenara,
mundo injusto y baladí.

Tu eres de los que cejean,
paniaguados hasta el fin,
y en los Goya te recreas,
en auténtico extasís,
y ante auditorio tan progre,
que de gozo no da en sí,
haces burla de los yanquis,
y su acólito Aznarín,
llevando encima del Levis,
camisa de Ho Chi Min.

Tu serás de los que exculpan,
al camarada Estalín,
y aún piensan que fue el tal Hitler,
el culpable de Katyn.
Imagino tus sollozos,
ante el muro de Berlín,
al contemplar derrumbarse,
la gran obra de Lenín.

Mas una cosa es pensarse,
calentándose el serrín,
y otra distinta mofarse,
del oprimido reir,
de las víctimas del ogro,
tu adorado Fidelín,
que la antilla mayor manda,
con injusticias sin fin.

Aunque seas Willy Toledo,
y aunque seas un paladín,
con los muertos un respeto,
a los muertos ni un mentís."

El cura de Toledo


En el día de hoy se ha conocido una noticia que ha conmociado y sobresaltado a la opinión pública de todo el país. Es el caso de un párroco de dos localidades de la provincia de Toledo que ha confesado su adicción a los contactos sexuales por teléfono e internet y el robo de dinero de la parroquia para satisfacer la misma. Sin ánimo de justificar lo que pudiera constituir un delito, en particular el robo, el blog "Chesterton supongo", siempre dado a la incorrección política y a la paradoja moral, rompe una lanza en favor del sacerdote pecador. Y no lo hace porque sea sacerdote, sino porque es pecador. Y lo hace para poner de manifiesto la hipocresía y la ambigüedad moral de nuestra sociedad. Una sociedad en la que los mismos que predican, apoyan y consumen un tipo de, digamos, moral sexual en la que todo está permitido, hasta el extremo de predicarla en las escuelas y en la televisión cual nueva y liberadora "teología", se permiten ahora censurar con inquisitorial escarnio a una persona que se ha comportado, como tantos de su generación, de acuerdo con esos cánones. Se ceban en él por el hecho de ser sacerdote, como si el paso por el seminario le hubiese eximido de vivir en este mundo, de consumir la telebasura que se nos ofrece por doquier o de haber sido educado bajo los planes de estudio de la LOGSE. La exagerada expectación levantada por el caso se expande por el interés morboso despertado entre el público y la oportunidad de criticar una vez más a la Iglesia y sus aparentes contradicciones. No hay la más mínima reflexión sobre cómo nuestra sociedad está invadida por estas actitudes hasta el punto que hasta un joven sacerdote puede llegar a caer en ellas. Lo que es malo para unos, debe ser bueno para los demás.
Estas contradicciones morales no son exclusivas de nuestro tiempo. Chesterton escribió en Herejes que "(...) en el siglo XIX festejamos y dedicamos elogios a Oscar Wilde por defender una actitud inmoral, y después le partimos el corazón por llevarla a la práctica".
Pero lo que diferencia a nuestro tiempo es que hemos perdido totalmente la visión católica de la moralidad. Nuestra cultura ha absorbido demasiadas influencias de la simplista y maniqueista moral protestante norteamericana. Para los católicos, el pecado es consustancial al ser humano, hasta el mismo Papa se define a sí mismo como un pecador. Una Iglesia compuesta por personas inmunes al pecado es imposible, porque esas personas no existen. La lucha entre el bien y el mal se produce en nuestro interior, y no se identifica con nuestra lucha exterior con otros en defensa de nuestras necesidades materiales, como en el protestantismo radical americano. Es imposible que vivamos sin caer en el pecado, lo importante es que aprendamos a identificarlo, nos arrepintamos e intentemos huir de él. Este sacerdote lo ha intentado, ha confesado en público sus pecados, y no ha recibido la más mínima piedad por una sociedad que premiaría con un puesto en la TV a cualquier no sacerdote (o mejor aún, ex-sacerdote) con un curriculum similar.
Una excelente lectura sobre la visión católica del pecado es "La leyenda del santo bebedor". En esta obra del genial Josep Roth, un vagabundo sustrae dinero de una capilla para sufragar sus vicios, en este caso la bebida, con la promesa de restituirlo al día siguiente. Por varios motivos, relacionados sobre todo con su adicción al alcohol, es incapaz de restituirlo al día siguiente. Cada día se propone el mismo objetivo, pero vuelve a caer una y otra vez y finalmente muere sin que le sea posible cumplir su promesa. Esa es la verdadera esencia de la teología católica sobre el pecado, y sobre la vida misma, una lucha constante por hacer lo correcto y por levantarnos cada vez que caemos, porque somos humanos y es imposible no caernos, no una sino mil veces. Desde aquí animamos a levantarse a este sacerdote que, por ser humano, y como todos los demás, es también un pecador.

Paradojas medievales: Ley y orden


Si nuestra peliculera imaginación nos llevase a una comarca de la Europa Occidental en la época medieval, contemplaríamos seguramente a una masa de campesinos que trabajan las tierras de unos nobles, más o menos fieles a un rey y junto con el que ostentan, cuando no se disputan, todo el poder político y económico en la zona. El rey estaría facultado para dictar las leyes, y al hacerlo tendría en cuenta los intereses de esos nobles, cuyo apoyo político, que evidentemente nunca sería gratuito, necesita. Así, las leyes que se dictasen no tendrían por objeto garantizar la seguridad y los derechos de los ciudadanos, sino favorecer los intereses económicos de esa poderosa minoría que el rey necesita para gobernar. Se nos ocurre, por ejemplo, que el peor delito que un campesino de la época podría cometer no sería asesinar a un semejante, pues interesa poco a los poderosos la seguridad de los mismos, sino cobrarse una miserable pieza de caza en las tierras del noble, de siempre creciente extensión y vetadísimo acceso para el común de los mortales. Todos los medios públicos de la época, la misma policía y leyes que permanecerían casi impasibles ante un problema de orden que afectase exclusivamente a los campesinos, se darían inmediatamente a la persecución y el castigo de tan aberrante y revolucionaria afrenta a la dignidad y propiedades del noble. De haber existido alguna vez un mundo así, nos parecería el más injusto de los posibles, infierno para débiles y caldo de cultivo para la aparición de ladrones heroicos y vengadores.

Ahora volvamos a nuestro mundo más real y cercano, a esta España postrada y decadente, y analicemos que ha pasado con nuestro sistema judicial en los últimos años. ¿Que podríamos decir del mismo?. Cualquier intento de compararlo con el escenario medieval antes descrito pudiera parecer a todas luces descabellado. Pero constantemente conocemos casos en los que crímenes horripilantes resultan prácticamente impunes por motivos tan peregrinos como que el asesino aún no había cumplido los 18 años. O situaciones en las que el pequeño comerciante se ve indefenso el acoso del ladrón multireincidente, pues siempre que éste no robe de una sola vez por valor de más de 400 euros (aunque robe 19.000 veces una cantidad menor) se considera que ha cometido una falta en lugar de un delito. Y no olvidemos el caso en el que al volver de unas vacaciones el sufrido pagador de impuestos encuentra unos nuevos ocupantes de su domicilio habitual, que la justicia reconoce como legítimos en tanto no se demuestre, tras larguísimo y penoso proceso, lo contrario. La seguridad física y económica de los ciudadanos y pequeños empresarios no parece ser precisamente una prioridad en las agendas de nuestros políticos, imbuidos de grandes ideales y bombásticas propuestas. En cambio, sí que son castigados con severidad en nuestro código penal "delitos" como compartir con unos amigos obras musicales, cinematográficas o literarias que has adquirido haciéndoles llegar una copia de las mismas. Por algo así te pueden caer de seis meses a dos años de prisión. Por supuesto, no debemos pensar que esto tiene algo que ver con el apoyo que ciertos autodenominados artistas prestan a cierto gobierno. ¿Que podríamos pensar?. ¿Que el relativismo moral se ha convertido en relativismo penal?. ¿Que los medios públicos, la policía y las leyes, se emplean con mayor empeño en proteger los intereses económicos de una casta privilegiada e influyente que en garantizar la seguridad física y propiedades del común de los ciudadanos?. Demasiado fuerte para creerlo. Demasiado evidente para obviarlo.

No country for old men

Nuestro padre García se encuentra próximo a la jubilación, y, aunque ama su trabajo y disfruta con sus tareas, como tampoco es de su agrado que le engañen en cuestiones monetarias, ha recibido con indignación la noticia del nuevo proyecto gubernamental que le obligará a trabajar dos años más, acortando su retiro en idéntico término. Esta desagradable noticia se une a otra, más propia del día de los Santos Inocentes, según la cual nuestro ínclito presidente del gobierno va a asistir en los EE.UU. al así llamado "desayuno nacional de oración", cuya preparación le ha impedido asistir al entierro de un caído por España. Toda esta deriva surrealista ha inspirado al padre García los siguientes versos:


"Mentes lúcidas que rigen,
esta plácida nación,
con sus grandes componendas,
evitan confrontación.

Argumentum ad lazarum,
si habla uno del sindicato,
argumentum ad cruneman,
tras patronal alegato.

Más por sorpresa de todos,
fuerte látigo han sacado,
a trabajar nos amplían,
la condena en más dos años.

Es notoria nuestra ruina,
paupérrimo nuestro estado,
y por eso nos exigen,
este esfuerzo exagerado.

Esfuerzo con el que intentan,
reponer lo derrochado,
con el trabajo de muchos,
lo que pocos han robado.

Y entretanto nuestro orate
gobernante de cristianos,
de paganos pensamientos,
que bien presto ha traicionado,

sin credo y con estulticia,
con sorpresa y con descaro,
con malicia bien latente,
sin rubor y sin desmayo,

se dispone a hacer un rezo,
ante el rey del occidente,
al que rinde pleitesía,
laudate dominum omnes gentes.

Imaginen que diría,
tan bellaco implorador,
justo fuera que rogase,
por la hispánica pensión,

mas esperamos que suelte,
su normal invocación,
en la casa del hereje,
con subjetiva oración.

Mundo tan deslavazado.
Paradoja tan atroz.
O miserum si intelligis,
si no intelligis mejor!."