Brotes verdes

Cierto día se encontraba el padre García atendiendo el comedor parroquial, completamente abarrotado de pobres solitarios y familias sin pan. Los comensales acudían hasta la mesa que presidía el salón, donde nuestro sacerdote y sus ayudantes les servían la comida animosamente. De repente a alguien se le ocurrió intentar alegrar una escena que no tenía nada de triste y encendió un aparato de radio.
El padre García, cuyo oído se agudiza para los asuntos del mal, no pudo dejar de escuchar unas palabaras de la Vicepresidenta y Ministra de Economía en las que anunciaba la aparición de "brotes verdes" en la economía española. Como era de esperar para los que le conocemos, y para sorpresa y susto de los que asistían por primera vez a aquella escena, el apacible clérigo sufrió una de sus últimamente demasiado habituales transformaciones. Preso de la ira, furioso como un torbellino de fuego, aún fue capaz de retirarse a toda prisa a su escritorio, donde transformaría su sobrenatural irritación en unos sencillos versos.




"Para hacer que tú me votes,
aunque todo vaya mal,
te enseñaré verdes brotes,
pues la cosa va a cambiar.

Que el paro no te deprima,
joven votante español,
aún te queda la familia,
esa cutre institución.

Si ves por televisión,
que la banca está fatal,
dale caña al botellón,
y todo mejorará.

Todo eso es una farsa,
no te dejes engañar,
que esta noche juega el Barça,
y mañana es Navidad.

Qué vivienda necesitas,
tú que no eres carcamal,
yo te daré una bonita,
solución habitacional.

Verdes te muestro estos brotes,
verdes porque crecerán,
los regaré con la deuda,
que tus nietos pagarán.

Y si muy verde te pones,
por tan sólo veinte eurazos,
una píldora que tomes,
te evitará un embarazo.

Verde brota, rojo vota,
tú que sabes, tú que "entiendes",
tú que no eres un idiota,
vota brotes, brotes verdes."

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